“En consonancia con el despliegue de luces, que transforman la sala en un caleidoscopio incomparable, y videos que crean los diferentes climas y dialogan con la coreografía, la música y el vestuario (obra de la gran Vivienne Westwood y de Lasha Rostobaia), la voz de la cantante, un hilo dorado que no parece nacer del cuerpo sino del alma, despliega su infinidad de colores, en especial en versiones desgarradoras de When I Am Laid in Earth, de Dido y Eneas, de Purcell, o en Lascia ch’io pianga, de Rinaldo, de Händel.”

Clarín (Teatro Colón)